Texto literario sobre el universo
Lugar y espacio en la literatura
En el siglo XX, el espacio se consideraba parte de varios ámbitos literarios, como la situación narrativa. Esto cambió sólo en la última década del período. Desde entonces, el espacio literario ha sido tratado como una entidad independiente y única, centro semántico de la obra, mientras que nociones como el tiempo de la acción o los personajes se convirtieron en sus particularizaciones[1].
Además, Lotman abordó en sus estudios literarios la cuestión de la relación entre el espacio del texto y el espacio del mundo real. Afirmó que ambas organizaciones espaciales se rigen por estereotipos y convenciones culturales, que sirven como una especie de «mediador» entre ellas. Sin embargo, mientras que los códigos culturales imponen sentidos adicionales al espacio textual, el espacio extratextual utiliza los reelaborados. A través de los indicios textuales (costumbres descritas, vestimenta, etc.) el espacio literario puede remitir a un conocimiento más general del lector implícito de la realidad empírica. El objetivo de esta medida es hacer posible la asociación del mundo ficticio con el vivencial sin llamarlo «por su nombre»[3].
El espacio narrativo en la literatura
En el siglo XX, el espacio se consideraba parte de varios ámbitos literarios, como la situación narrativa. Esto cambió sólo en la última década del período. Desde entonces, el espacio literario ha sido tratado como una entidad independiente y única, centro semántico de la obra, mientras que nociones como el tiempo de la acción o los personajes se convirtieron en sus particularizaciones[1].
Además, Lotman abordó en sus estudios literarios la cuestión de la relación entre el espacio del texto y el espacio del mundo real. Afirmó que ambas organizaciones espaciales se rigen por estereotipos y convenciones culturales, que sirven como una especie de «mediador» entre ellas. Sin embargo, mientras que los códigos culturales imponen sentidos adicionales al espacio textual, el espacio extratextual utiliza los reelaborados. A través de los indicios textuales (costumbres descritas, vestimenta, etc.) el espacio literario puede remitir a un conocimiento más general del lector implícito de la realidad empírica. El objetivo de esta medida es hacer posible la asociación del mundo ficticio con el vivencial sin llamarlo «por su nombre»[3].
Encontrar el espacio literario dentro de ti
La impactante noticia de los años noventa de que el espacio no sólo se expande, sino que lo hace cada vez más rápido, cambió para siempre unas cuantas teorías ya muy arraigadas sobre cómo nació nuestro Universo y cómo morirá, si es que lo hace. A medida que se va aceptando el concepto de una expansión acelerada, nunca ha habido un mejor momento para enfrentarse a este nuevo y valiente mundo de la cosmología.
No se trata sólo de una historia del Universo. El libro está impulsado por la fascinante narración del desarrollo de las cosmologías de la humanidad, desde las filosofías religiosas de Mesopotamia hasta los últimos descubrimientos científicos. Por grados, pasamos de Tales, Copérnico y Newton a Einstein, Hubble, Hawking y más allá.
Se dedica tiempo a examinar cómo la teoría del estado estacionario luchó por la supremacía con la teoría del Big Bang y el universo en expansión. Las pruebas acabaron favoreciendo a esta última, pero incluso ese bando no sospechaba que esta expansión se está acelerando.
No puede haber mejor ejemplo de que la ciencia no se detiene. Por eso me complace ver que el autor se detiene de vez en cuando a explicar el «método científico» y por qué es una herramienta tan poderosa y progresiva en comparación con la alternativa de las meras cavilaciones filosóficas. De hecho, Parsons se complace en señalar que un científico, cuando se le presentan pruebas irrefutables, está obligado a descartar su teoría favorita, ¡incluso si es la suya propia!
El espacio en la literatura
Se supone que la física teórica trata de ideas puras y nítidas. Pero la física la hacen los humanos, y la sociedad humana aporta desorden a cualquier esfuerzo. Esa realidad significa que todos los aspectos de la física están marcados por las restricciones sociales de quién puede hacer física en armonía con su identidad y quién no. Chanda Prescod-Weinstein, física teórica de la Universidad de New Hampshire, aborda las implicaciones de esta realidad en su nuevo libro, que invita a la reflexión. ~ Meghan Bartels
La científica planetaria Sarah Stewart Johnson comparte la historia humana de la búsqueda de vida en Marte en este apasionante libro. Una gran cantidad de momentos ocultos sobre las opiniones de los científicos sobre el Planeta Rojo decoran las páginas del libro, y Johnson explora cómo los científicos han encontrado y perdido la esperanza en el proceso de estudio de nuestro vecino más cercano. ~ Meghan Bartels
Aunque muchos creen que la revolución de la mecánica cuántica de los años 20 es una ciencia consolidada, Lee Smolin quiere desbaratar esa suposición. Smolin, físico teórico del Instituto Perimeter de Toronto, sostiene que la mecánica cuántica es incompleta. El modelo cuántico estándar sólo nos permite conocer la posición o la trayectoria de una partícula subatómica, pero no ambas cosas a la vez. Smolin ha pasado su carrera buscando «completar» la física cuántica de forma que nos permita conocer ambas informaciones. El nuevo y atractivo libro de Smolin, «La revolución inacabada de Einstein», ofrece esta perspectiva única perfeccionada durante cuatro décadas en la vanguardia de la física teórica. ~Marcus Banks