Comentario de texto literario ruben dario

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Azul…libro de rubén darío

Félix Rubén García Sarmiento (18 de enero de 1867 – 6 de febrero de 1916), conocido como Rubén Darío (/dɑːˈriːoʊ/ dah-REE-oh,[1][2] español: [ruˈen daˈɾi. o]), fue un poeta nicaragüense que inició el movimiento literario hispanoamericano conocido como modernismo que floreció a finales del siglo XIX. Darío ha tenido una gran y duradera influencia en la literatura y el periodismo españoles del siglo XX. Ha sido elogiado como el «Príncipe de las Letras Castellanas» y padre indiscutible del movimiento literario del modernismo[3].
Sus padres, Manuel García y Rosa Sarmiento se casaron el 26 de abril de 1866 en León, Nicaragua, tras obtener los permisos eclesiásticos necesarios por ser primos en segundo grado. Sin embargo, la conducta de Manuel de supuestamente incurrir en el consumo excesivo de alcohol hizo que Rosa abandonara el domicilio conyugal y huyera a la ciudad de Metapa (actual Ciudad Darío) en Matagalpa donde dio a luz a Félix Rubén. La pareja se reconcilió e incluso Rosa dio a luz a una segunda hija, llamada Cándida Rosa, que murió a los pocos días de nacer. El matrimonio volvió a deteriorarse hasta el punto de que Rosa dejó a su marido y se fue a vivir con su tía, Bernarda Sarmiento. Tras un breve periodo de tiempo, Rosa Sarmiento estableció una relación con otro hombre y se trasladó con él a San Marcos de Colón, en Choluteca, Honduras.

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En 1893, Darío es nombrado cónsul en Colombia por el presidente Miguel Antonio Caro y viaja a Panamá y Argentina.  En 1896 Darío publicó Los Raros, poemas sobre otros escritores como Poe, Lautréamont e Ibsen con los que se comparaba y a los que consideraba sus «almas gemelas».  Ese mismo año publicó Prosas Profanas, un libro de poemas que documentaba su característico estilo rítmico y su enfoque modernista.  A los 31 años, Darío trabajó en el diario argentino La Nación, donde recogió sus impresiones sobre los españoles durante la guerra con Estados Unidos (véase Nacionalismo).  Mientras seguía trabajando como poeta y periodista, fue nombrado embajador de Nicaragua en París en 1903. Darío escribió varios poemas que exaltaban sus orígenes y cultura latinos, como «Cantos de Vida y Esperanza» y «Viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical».  Publicó su autobiografía en 1912.
En 1914 Darío fue galardonado en Nueva York con una medalla de plata de la Hispanic Society of America.  Ese mismo año, enfermó de neumonía y se recuperó, pero se encontró en bancarrota.  El poeta colombiano y amigo Juan Arana tuvo que mendigar en las calles de Nueva York para mantener a Darío. También consiguió recaudar dinero de amigos de Buenos Aires y del gobierno nicaragüense. Al año siguiente, Darío regresó a Nicaragua y murió allí en 1916 a la edad de 49 años («Cronología»).

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Los cronistas señalan al salvadoreño Francisco Gavidia como una de sus mayores influencias, ya que lo condujo en la adaptación de los versos alejandrinos franceses a la métrica del español. Lo cierto es que Rubén Darío es considerado por los especialistas como el más destacado representante del modernismo literario en lengua española y su nombre figura entre los grandes de la narrativa latinoamericana reciente.
La biografía del autor es muy extensa. Rubén recibió una formación humanística, fue un ávido lector y un escritor precoz. A los 14 años hizo sus primeras publicaciones en el periódico de León; en esos primeros poemas expresa su punto de vista independiente y progresista, siempre a favor de la democracia. En 1882 (con 15 años) el joven Rubén realiza su primer viaje a El Salvador, como protegido de una delegación diplomática.
A los 16 años, ya era colaborador de diferentes periódicos en Managua. En 1886 se trasladó a Chile para adquirir experiencia como periodista en medios impresos como El Tiempo, La Libertad y El Heraldo; los dos primeros de Santiago y el último de Valparaíso. En este país sudamericano conoció a Pedro Balmaceda Toro, quien lo introdujo en los más altos círculos intelectuales, políticos y sociales de la nación que dejaron su influencia en el poeta nicaragüense.

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Este poema de Darío explora las múltiples facetas de las luchas a las que se enfrentó la América española, especialmente tras la Guerra Hispanoamericana de 1898. La firma del Tratado de París que puso fin a la guerra entre España y Estados Unidos culminó con la cesión de Puerto Rico, Cuba, Filipinas y Guam a la nación norteamericana. Muchos hispanoamericanos empezaron a ver la amenaza inherente al «gigante magnánimo» del norte, una amenaza que empezó a acosar a académicos y artistas literarios, entre ellos Rubén Darío.
En 1904 Darío abordó las cuestiones planteadas por el uruguayo José Enrique Rodó en su ensayo Ariel (1900), una respuesta a los motivos de la injerencia de Estados Unidos en los asuntos hispanoamericanos. Al igual que Rodó había expresado su temor a una influencia imperialista en Hispanoamérica, Darío también plasmó esa misma preocupación, ya que Estados Unidos había participado anteriormente en la conformación de varias naciones hispanoamericanas. Mientras que el ensayo de Rodó pretendía fomentar la comprensión del papel del intelectual hispanoamericano en contraste con Estados Unidos y su «autoridad» en la región, otros, como Darío, expresaron su fuerte oposición a la abrumadora presencia que se sentía por la evidente ideología expansionista de Estados Unidos. Darío refleja esta idea en «A Roosevelt».

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