Genero literario de la obra el libro del buen amor
Trotaconventos
Una historia de amor central: La trama principal se centra en los individuos que se enamoran y luchan para que la relación funcione. Un escritor puede incluir tantas subtramas como quiera, siempre que la historia de amor sea el foco principal de la novela.
Las novelas románticas pueden tener cualquier tono o estilo, estar ambientadas en cualquier lugar o época, y tener distintos niveles de sensualidad, que van desde lo dulce hasta lo extremadamente ardiente. Estos escenarios y distinciones de la trama crean subgéneros específicos dentro de la ficción romántica.
Todas las novelas románticas tienen una historia de amor central y un final emocionalmente satisfactorio. Sin embargo, más allá de eso, las novelas románticas pueden tener cualquier tono o estilo, estar ambientadas en cualquier lugar o época y tener distintos niveles de sensualidad, que van desde lo dulce hasta lo extremadamente ardiente. Las novelas románticas pueden clasificarse en varios subgéneros en función del escenario y los elementos de la trama. Estos subgéneros incluyen:
Romance erótico: Novelas románticas en las que la interacción sexual, a menudo explícita, es una parte inherente a la historia de amor, al crecimiento de los personajes y al desarrollo de la relación, y no podría eliminarse sin dañar el argumento. Estas novelas pueden contener elementos de otros subgéneros románticos (como el paranormal, el histórico, etc.).
Pamphilus de amore
El libro de buen amor, considerado una de las obras maestras de la poesía española,[1] es un relato pseudobiográfico de aventuras románticas de Juan Ruiz, arcipreste de Hita,[2] cuya primera versión data de 1330; el autor lo completó con revisiones y ampliaciones en 1343[3].
El libro contiene un conjunto heterogéneo de materiales diversos unidos en torno a una supuesta narración autobiográfica de los amores del propio autor, que está representado en una parte del libro por el personaje episódico de don Melón de la Huerta. En él, todos los estratos de la sociedad bajomedieval española están representados a través de sus amantes.
En el transcurso de la trama principal se intercalan fábulas y apólogos que constituyen una colección de exempla. También hay alegorías, moralejas, sermones y canciones de ciegos y escolares de tipo goliardesco. También se recogen composiciones líricas profanas (serranillas, a menudo paródicas, derivadas de las pastorelas) junto a otras religiosas, como himnos y gozos a la Virgen o a Cristo.
Trotamundos del convento
Dependiendo de a quién se le pregunte, la ficción puede dividirse en dos categorías: Género y literaria. Sin embargo, no todos apoyan la idea de la ficción literaria. Para este grupo, la ficción puede separarse en dos campos: La buena ficción y la mala ficción que, por supuesto, depende de la opinión del lector.
También es el caso de la ficción literaria. Aunque en este artículo intentaremos desglosar las diferencias entre la ficción de género y la literaria, tenga en cuenta que las líneas entre ambas pueden y suelen ser borrosas.
La ficción de género también se conoce como ficción popular, y eso es por una buena razón. La ficción de género es más atractiva para un público más amplio. Está escrita para el lector general, especialmente para aquellos que ya son fans de un subconjunto específico de ficción (también conocido como género). Muchos lectores se inclinan por un género concreto, como el misterio, el romance, la ciencia ficción, la fantasía, los jóvenes adultos, la acción, la historia, etc. La ficción de género permite al aficionado acceder a su tipo de narrativa favorita.
Los libros que pertenecen a un género deben seguir las reglas de ese drama específico. Una historia de ciencia ficción debe contener tecnología avanzada. Las novelas juveniles deben centrarse en una historia de madurez y suelen tener un protagonista de entre 12 y 18 años. Los romances deben incluir una historia de amor.
Juan ruiz
Nada en el Libro de buen amor del siglo XIV es tan sencillo como el título podría sugerir, ni la identidad del autor, ni la autoridad del manuscrito, ni siquiera el propio título. Y en cuanto a su interpretación, es probablemente la obra más controvertida de la literatura española medieval.
El texto nos informa (estrofas 19, 575, y una inscripción después de la estrofa 1709, que el autor se llamaba Juan Ruiz (o variantes: Joan Ruyz, Johan Ruiz), y que era Arcipreste de Hita (una ciudad de la meseta castellana al noreste de Madrid). Pero no se sabe casi nada del Arcipreste y lo poco que podemos decir con seguridad sobre él ha sido desenterrado recientemente.
Los documentos de la Catedral de Toledo nos dicen que un «venerable» Juan Ruiz, Arcipreste de Hita apareció como testigo en un litigio registrado en la Catedral hacia 1330, pero nada más. La inscripción, insertada después de la estrofa 1709 del poema, afirma que el Arcipreste de Hita compuso el poema estando preso por orden del Cardenal Gil, Arzobispo de Toledo.